¿Por qué los estudiantes no participan en clase?

Algunos estudiantes no participan en clase y prefieren permanecer pasivos. Como profesores, esta situación nos molesta porque nos hace sentir que nuestro trabajo no es adecuado para estos alumnos y por tanto nuestras lecciones no son atractivas. De hecho, la participación activa es el modelo del aprendizaje. Los estudiantes que no están participando activamente no deben ser ignorados para enfocarse solo en estudiantes activos. Más bien, uno debe comprender las razones por las que son pasivos.
1. La personalidad del alumno
El carácter del estudiante juega un papel importante en las decisiones y comportamientos de los estudiantes en su aprendizaje. Por ejemplo, la introversión y la timidez están a veces en el origen de este rechazo. Es más probable que estos estudiantes permanezcan en silencio en sus clases.
¿Cuál es la diferencia entre estudiantes tímidos y estudiantes introvertidos?
Si le pides a un estudiante tímido que participe, que hable frente a sus compañeros, se aterroriza. Incluso la lectura simple en voz alta le presenta grandes dificultades. También evita el contacto visual con su maestro mirando hacia abajo. En pocas palabras, la timidez ralentiza al estudiante a diario y puede ser un obstáculo para su aprendizaje. Con un estudiante introvertido, notarás que habla menos. Se orienta más a sí mismo que al mundo exterior, y no comparte fácilmente sus sentimientos, pensamientos y experiencias. Pero se vuelve fácilmente conversador cuando el tema lo fascina.
En general, los estudiantes introvertidos y tímidos dicen "no" a la participación en el aula. Entonces, ¿cómo reaccionar ante estos estudiantes?
- Salude al alumno por la mañana con un "hola" y una sonrisa, sin hacer demasiadas preguntas para no entrar en su burbuja. Además, no debemos obligarlo a expresarse. En cambio, opte por la técnica de los pequeños pasos; un movimiento de cabeza, una sonrisa, un susurro ...
- Para el trabajo en equipo, es mejor emparejar al niño tímido o introvertido con un estudiante más cómodo, pero no demasiado.
- Asigne al alumno tímido o introvertido tareas como llevar los papeles a la administración. Puede ir acompañado de otro alumno y esto le demostrará que tienes confianza en él.
- Los estudiantes tímidos necesitan sentirse más seguros y confiados. Así que bríndeles un ambiente de aprendizaje saludable donde puedan expresarse y cometer errores. El papel del profesor es motivar a los estudiantes y promover la colaboración entre ellos.
- Bríndeles oportunidades para tener éxito. Involucrarlos en tareas para su propio beneficio y ayudarlos a completarlas. Felicítelos por sus esfuerzos y éxitos.
- Evite presentarlos como "víctimas" señalándolos. Esto los angustia aún más. En su lugar, conviértalos en parejas o en grupos para que puedan trabajar juntos y sentirse más apoyados por los demás.
- Para los estudiantes introvertidos, debe ayudarlos a experimentar y disfrutar el aspecto social del aprendizaje. Por lo tanto, combínelos con estudiantes extrovertidos y cree una competencia positiva para que hablen.
- Bríndeles oportunidades para tener éxito. Involucrarlos en tareas para su propio beneficio y ayudarlos a completarlas. Felicítelos por sus esfuerzos y éxitos.
- Debido a que los introvertidos saben escuchar y les gusta concentrarse, puedes hacerles preguntas más exigentes cognitivamente. Utilice las indicaciones adecuadas para que hablen y déles tiempo para pensar en estas preguntas.
- Además, asigne tareas individuales y pídales que las presenten en clase para discutir y compartir sus ideas con otros.
2. Es cuestión de tiempo
La participación en clase es un ejercicio de riesgo que requiere la atención, la energía y la autodeterminación de los estudiantes. Ser activos en el aprendizaje puede parecernos fácil, mientras que para la mayoría de los estudiantes es un intento lleno de suposiciones, dudas y temores. Correr tal riesgo puede no parecer una decisión fácil para los estudiantes, especialmente al comienzo del año escolar, ya que aún no están familiarizados con la personalidad de su maestro.
Por tanto, la participación de los estudiantes puede ser cuestión de tiempo. Si sus estudiantes se muestran reacios a participar, no los estreses ni los deprimas. Sea paciente, ya que los estudiantes necesitan conocerlo y sentirse más cómodos expresando sus ideas.
No los obligue a hablar. Déjeles en claro que le encanta escucharlos, que sus ideas realmente le importan y que marcan una gran diferencia en su aprendizaje.
Llámelos por su nombre y utilice indicaciones para animarlos a hablar, incluso con unas pocas palabras. Si es necesario, corrija sus errores con delicadeza y felicítelos por sus esfuerzos y logros.
3. "No es necesario"
Los prejuicios de los estudiantes sobre los métodos de aprendizaje son muy importantes porque influyen en su participación activa en clase. Si un alumno considera que esta participación no tiene valor en relación con sus objetivos de aprendizaje, no le interesará.
Para algunos estudiantes, las calificaciones no son tan importantes como la participación en clase. Por tanto, prefieren no compartir sus ideas con los demás y no mostrar sus puntos fuertes. Este gesto egoísta se ve reforzado por la certeza de que la participación es inútil: “Es solo una pérdida de tiempo y energía. Lo que me interesa son las notas ”.
Para animar a estos estudiantes a participar en clase, debemos mostrarles la importancia de la participación activa. ¿Cómo? 'O' ¿Qué?
- Demuestre claramente su valor para el progreso del aprendizaje de los estudiantes. Hazlos conscientes de la necesidad de contribuir a su propio aprendizaje, preguntando, respondiendo, intercambiando ideas o compartiendo materiales y recursos con otros.
- Haga de la participación de los estudiantes una parte integral de sus lecciones. Es decir, dándoles una variedad de oportunidades para expresar sus ideas y tomar decisiones.
- Muéstreles que están participando en su enseñanza y que sus contribuciones son de gran valor. Escuche sus sugerencias y tenga en cuenta sus ideas y elecciones cuando tome otras decisiones y planes.
- Elogie y recompense los esfuerzos de los estudiantes participantes y continúe animando a otros a involucrarse más.
4. Experiencias de aprendizaje anteriores
Otra razón por la que los estudiantes se niegan a participar es su experiencia de aprendizaje previa. Los estudiantes que han sido humillados por sus maestros anteriores debido a sus errores, o que ya han sido objeto de burlas por parte de otros maestros u otros compañeros de clase, tienen más probabilidades de tener una actitud negativa hacia la participación.
Tal experiencia de aprendizaje puede conducir no solo al rechazo, sino también a la falta de confianza en uno mismo. Hablar mal desmotivará al alumno para evolucionar, expresarse y compartir sus ideas con los demás.
- Es importante señalar que estos estudiantes no son tímidos porque su miedo a cometer errores es innato o parte de su rasgo de personalidad, sino que es el resultado de sus experiencias de aprendizaje previas. Es una especie de respuesta para evitar volver a frustrarse.
- Para ayudar a sus estudiantes a sentirse bien y superar estos momentos de inquietud, duda, vacilación y evitación de los demás, debe mejorar su autoestima. Ayúdelos a tener éxito y a apreciar su éxito personal.
- Habla con ellos sobre su potencial. Incluso si no son necesariamente buenos en su materia, apóyelos y anímelos a tener confianza en sí mismos y en su capacidad para progresar. Dales las herramientas para hacer esto. Escuche, escuche, escuche y escuche sus miedos y ayúdelos a superarlos.
- Adopte la cultura de aprender del error, anímelos a hacerlo mejor y nunca se rinda. Aprecie sus contribuciones y continúe alentándolos.
5. La devaluación del aprendizaje
Cuando el contenido y los materiales didácticos no parecen relevantes para los estudiantes, los estudiantes no muestran interés en participar. Sabemos que el contenido y los materiales deben coincidir con los intereses y necesidades de los estudiantes. Pero, debido a que difieren de un estudiante a otro, es posible que no los encontremos todos.
Es importante señalar aquí que no solo nos preocupamos por elegir el tipo de tareas y materiales que nuestros estudiantes necesitan y prefieren. Pero también debemos considerar el nivel apropiado de desafío para ellos.
¿Entonces lo que hay que hacer?
- En primer lugar, debe comprender la razón por la que este estudiante considera que su trabajo es innecesario. Luego busque sus áreas de interés. Debe hablar con él individualmente, tomarse un tiempo y escuchar con atención para comprender su negativa.
- Realice un aprendizaje más personalizado. Brindar variedad dentro de la misma tarea para que los estudiantes puedan completar tareas que se ajusten a sus necesidades e intereses. También trae una variedad de tareas; Evite ceñirse al mismo tipo de actividades y compruebe cómo les va a sus alumnos.
- Dé a sus estudiantes una opción. Pueden elegir entre diferentes ejercicios. Dejemos que ellos tomen las decisiones. Esto le ayudará a saber qué tipo de estudiantes tiene y, por lo tanto, cómo necesita mejorar su instrucción.
6. "No tengo nada que decir"
Cuando termina la lección, hacemos preguntas para asegurarnos de que entendemos y profundizamos en los puntos. Esperamos las reacciones y comentarios necesarios de nuestros estudiantes.
Sin embargo, los estudiantes no participarán para hacer preguntas y descubrir sus deficiencias y fortalezas.
Entonces, si algunos estudiantes no se atreven a decir una palabra, puede ser porque no entendieron bien su lección. Por lo tanto, debe explicar nuevamente, pedir a los otros estudiantes que lo hagan y brindarles mucha más práctica.
No tener nada que decir es también el caso cuando los estudiantes no han completado sus tareas asignadas, por una serie de razones (ausencia, falta de seriedad, falta de comprensión de sus instrucciones, etc.). Si es así, encuentre la razón y trate de que los estudiantes trabajen más duro.
La participación de los estudiantes es un componente necesario del aprendizaje. Este es un objetivo que nosotros, como profesores, debemos planificar y lograr. Cuando los estudiantes dicen que no a la participación en el aula, debemos buscar el por qué y comprender qué hay detrás. Entonces tenemos que tomar decisiones y actuar para animarlas.
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