¡Las diez razones que empujan a un profesor a dimitir!
La profesión docente es una profesión fascinante. Les permite lanzar a sus estudiantes por el camino correcto en la vida. Por eso, en general, a los profesores les gusta su trabajo. Sin embargo, cada año, varios de ellos dimiten por múltiples motivos, entre otros, un salario poco motivador, que los lleva a querer cambiar de trabajo. Esta decisión se suma a un sentimiento de cruel falta de reconocimiento, haciendo de esta profesión un símbolo de estrés en el trabajo.
En este artículo, ampliaremos 10 razones por las que los maestros renuncian:
- 1. Están mal pagados
- 2. Una profesión estresante
- 3. Conflicto con los padres
- 4. Falta de respeto
- 5. Falta de reconocimiento profesional
- 6. Pilas de trabajo administrativo
- 7. Demasiados exámenes
- 8. Demasiadas responsabilidades
- 9. El aburrimiento de las rutinas
- 10. El desequilibrio entre la vida laboral y personal
1. Están mal pagados
Ser docente requiere mucho esfuerzo: preparar lecciones, impartir lecciones, evaluar a los estudiantes, corregir tareas, desarrollar y corregir exámenes, y manejar estudiantes heterogéneos. Incluso si los docentes cumplen estas misiones con excelencia, sus salarios se estancan. Sienten que no se les compensa por sus esfuerzos.
Lo que hace que este trabajo se convierta en un obstáculo para el progreso del profesor y no le permite acumular riquezas. Esto se debe a que los docentes están sujetos a una escala salarial muy precisa, que no es suficiente para motivarlos para este trabajo, salario que cambia lentamente, según el criterio de antigüedad. En este caso, por lo tanto, no es de extrañar que un maestro esté desesperado por ganar un pequeño salario adicional.
2. Una profesión estresante
Muchas encuestas indican que los profesores están sometidos a un estrés abrumador. Reconocen que no gozan de buena salud mental. Es por eso que no pueden estar en su mejor momento con ese estado mental. De hecho, se encuentran sujetos a un estrés diario debido a varios factores. El mundo está cambiando, y los docentes también deben cambiar su forma de trabajar: estudiantes cada vez más difíciles, la relación con los estudiantes (y los padres) se deterioró, sin mencionar las largas horas de preparación, las tardes de corrección y un evidente falta de apoyo del Ministro de Educación.
3. Conflicto con los padres
Los maestros y los padres juegan un papel clave en el éxito de los niños. Comparten la educación de los estudiantes. La escuela llega a casa con tareas y boletas de calificaciones. La familia también ingresa a la escuela por los hábitos socioculturales del alumno. Por eso es fundamental forjar una buena relación entre padres y profesores. Establecer esta relación requiere reconocer las habilidades de los demás. Sin embargo, muchos profesores se quejan de la falta de colaboración con los padres, estos últimos no confían en los profesores.
Esta colaboración entre maestros y padres tiene una influencia significativa en el éxito académico de los estudiantes. Desafortunadamente, este no suele ser el caso y para muchos profesores terminan solos en la carrera. En muchos casos, de hecho, los padres a menudo culpan al maestro por los fracasos de su hijo sin pensar en su propia responsabilidad y / o la del niño.
Es una situación que se ha vuelto muy delicada a lo largo de las décadas y las cosas pueden empeorar si la dirección no está preparada para brindar el apoyo suficiente a los profesores.
4. Falta de respeto
Anteriormente, el respeto se daba por sentado, tanto de los alumnos hacia su profesor como de los profesores hacia los alumnos, aunque les costara soportarlo. Hoy, se enfrentan a una evidente falta de respeto por parte de los alumnos y de los padres, sin reconocer estos últimos la importancia del trabajo de los profesores. Además, algunos padres no confían en las decisiones que toman los maestros. En esto, no enseñan a sus hijos a respetar al maestro. Hoy se ha convertido en un delito decirle “cállate” a un alumno o darle una mala nota, y los profesores, en lugar de mantenerse firmes ante esta situación, optan por la tranquilidad y la ausencia de conflicto, lo que da a los estudiantes una imagen distorsionada de autoridad desde el principio, y les hará un flaco favor en la vida. Los padres deben respetar al maestro y hacer que sus hijos lo respeten.
5. Falta de reconocimiento profesional
El deseo de dimitir también surge de un sentimiento de falta de reconocimiento. Los maestros se sienten traicionados y decepcionados por no recibir atención especial de la administración, los padres y sus clases. No quieren premios ni medallas. Solo quieren un reconocimiento profesional, un valor fundamental para los docentes, ya que alimenta su pasión, la de transmitir conocimientos a los alumnos.
Los padres deben enseñar a sus hijos a respetar a sus maestros. La dirección también debe respetar a los profesores y sus esfuerzos. Debería tener en cuenta sus sugerencias e ideas al diseñar las reformas. En realidad, los profesores a menudo son criticados, culpados y subestimados a pesar de sus mejores esfuerzos.
6. Pilas de trabajo administrativo
Cuando hay muchas tareas administrativas que realizar además de las tareas de enseñanza, no es de extrañar que los profesores se sientan agotados.
La documentación detallada de las calificaciones de cada estudiante a menudo puede ir más allá de sus 8 horas de trabajo diario.
Preparar informes de comportamiento y otros documentos similares a veces puede ser muy complicado, tomar mucho tiempo y no darle tiempo para descansar bien.
- Corrección de copias: 8 horas
- Preparación y documentación del curso: 7 horas
- Encuentro con familias: 2:30
- Reuniones con la enfermera de la escuela, el asistente de la escuela y la administración de la universidad sobre un estudiante: 1 hora y 30 minutos
- Logística: mails, informes, cuaderno electrónico, cuaderno personal: 5 horas
En resumen, el profesor trabaja un mínimo de 40 horas semanales de trabajo, pudiendo superar esta duración las 50 horas durante el período de consejo de clase.
7. Demasiados exámenes
Los profesores critican la pesadez de los exámenes. Cuantos más exámenes haya, más preparación y revisión se debe realizar en la fase inicial y menos tiempo dedican los profesores a aprender. Las calificaciones se han vuelto más importantes que el aprendizaje de los estudiantes. Necesitamos dejar de estresar a los estudiantes y maestros con demasiadas evaluaciones.
Los maestros también están estresados porque se los señala como los únicos responsables de las malas calificaciones y el fracaso académico de los estudiantes. Lo que empuja a los padres a evaluar las habilidades de los profesores. Terminan con una etiqueta de " bueno para nada ", lo que puede resultar frustrante muchas veces.
8. Demasiadas responsabilidades
Si eres nuevo en esta profesión, comprende que la multitarea es un arte. Esto puede incluir:
- Preparación del material a enseñar a los alumnos
- Prepara y corrige la tarea.
- Evaluar el rendimiento y el progreso de cada estudiante y discutir los resultados con los estudiantes, los padres y las autoridades escolares
- Controlar las demoras y las ausencias de los estudiantes
- Identificar las necesidades de aprendizaje de cada niño.
- Colaboración con los padres
- Participar en reuniones de personal, conferencias educativas
9. El aburrimiento de las rutinas
Los profesores están bajo presión todo el tiempo. Realizan la misma rutina todos los días, todos los días, de septiembre a junio. Crea estrés rutinario. Este estrés también aparece durante la sobrecarga crónica. Los profesores sienten que el mundo está cambiando, pero que están estancados en su profesión. Repiten los mismos cursos todos los años.
Enseñar desde el corazón es la clave para dar lo mejor de ti. Pero una vez que empiece a trabajar 8 horas al día, la rutina se convertirá en su enemigo número 1.
La enseñanza de técnicas de enseñanza nuevas y diferenciadas puede ayudar a los profesores a alcanzar sus objetivos. Sin embargo, la cooperación de los estudiantes y la gestión es clave cuando el profesor intenta ser diferente.
10. El desequilibrio entre la vida laboral y personal
La línea divisoria entre la vida personal y profesional es muy fina. La intensificación del trabajo de los profesores puede alterar este frágil pero esencial equilibrio y provocar estrés. Los maestros trabajan de 10 a 20 horas a la semana fuera del horario escolar regular. ¡Trabajan más horas a la semana que todos los demás empleados! Estas horas extraordinarias crean estrés y fatiga, lo que resulta en tasas muy altas de absentismo y agotamiento. Estas condiciones laborales muestran que los profesores, lejos de prosperar en el trabajo, solo sobreviven.
Los profesores ejercen una profesión altruista, que implica mucho contacto con los demás. A menudo se sienten divididos entre sus responsabilidades laborales y sus responsabilidades familiares. Este desequilibrio afecta su capacidad para enseñar. Necesitan más tiempo para planificar lecciones, revisar trabajos y más materiales para respaldar sus planes de estudio. Esta falta de tiempo genera estrés, porque los profesores no tienen suficiente para dedicar a su propia familia, a sus actividades personales.
Y tú, ¿también estás pensando en dimitir?